"Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan". Antoine de Saint-Exupery.
Una actuación de magia deja a los espectadores con la boca abierta.
Desde muy pequeños, los niños se visten de gala para asistir a la misa de los domingos.
En la guardería de Milla 91, las lecciones se aprenden cantando.
Los niños se encargan de buena parte de las tareas del hogar. Entre ellas, ir a buscar agua al pozo o a la fuente.
El mercado es el punto de encuentro habitual entre las mujeres que no trabajan el campo. Muchas de ellas llevan consigo a sus hijos.
"¡Snap me!", gritan los niños de Milla 91 para pedir que se les fotografíe.
Para entrar en clase, en la escuela de verano de la clínica Virgen de Guadalupe, es necesario ser puntual. Estas alumnas, rezagadas, miran a través de las rendijas pidiendo que se les deje acceder. Aprender correctamente a leer y escribir es un privilegio al alcance de muy pocos.
Las niñas de esta aldea, de apenas un centenar de habitantes y a una hora de la villa más cercana, posan presumidas para la fotografía.
Aunque muy pocos compren, quizá un pescado o algo de arroz, el mercado es el punto de encuentro para mujeres y niños.
Un bebé es atendido en el hospital de Mabesseneh, uno de los mejores centros de toda Sierra Leona.
Dos niñas acompañan a su hermano, enfermo, en el hospital de Mabesseneh.
Para muchos niños, el momento más esperado del año coincide con el mes de julio y la puesta en marcha de la escuela de verano, en la clínica Virgen de Guadalupe. En ella no sólo se divierten y aprenden: en muchos casos, sirve para dejar por unas horas sus herramientas de trabajo, con las que ayudan como buenamente pueden a sus familias.
Para muchas madres de Milla 91, la llegada de las Misioneras Clarisas a este rincón devastado por la pobreza ha supuesto un rayo de esperanza para mantener con vida a sus hijos.
Más fotos de Sierra Leona en blanco y negro, aquí y aquí.
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